Sal y pimienta a la campaña del FA
Vázquez busca entusiasmar al pueblo frenteamplista de cara a una elección que no es obligatoria y siempre ha resultado compleja para el FA
Duras críticas a la oposición con gruesas ironías y burlas. Promesas de aumento presupuestal para la Enseñanza. Anuncios de impuestos para el sector rural. Férrea defensa del gobierno en sus zonas más débiles, la educación y la seguridad.
Tabaré Vázquez comenzó la campaña con mensajes típicos de izquierda, esos que gustan a los militantes. ¿Se ha radicalizado un ex presidente que encabezó un gobierno de izquierda moderada, que tuvo a Danilo Astori como ministro de Economía y que mostró una cercana relación con el Estados Unidos de George Bush? Parece un razonamiento muy apresurado.
Las elecciones internas nunca han sido fáciles para el Frente Amplio, aún en coyunturas favorables y años de victorias.
Dejó heridas de guerra en 1999, una votación más baja de la esperada en 2004 y una combinación de ambas en 2009.
Esta vez, Vázquez tiene el partido prácticamente ganado en junio, pero hay que jugarlo. Eso significa entusiasmar a la masa frenteamplista para que vaya a votar en una elección no obligatoria y levantar algunas viejas banderas. Hay que evitar cualquier tipo de fuga de votantes descreídos hacia la candidatura de Constanza Moreira o a otros partidos con peleas más apasionantes. Y nada de confrontaciones internas que dejen rispideces.
Aunque Moreira haga ruido, pida debates y cuestione su figura, Vázquez parece decidido, no va a dejar que lo corran por la izquierda, al menos hasta el 1 de junio.
Ya habrá tiempo luego, en el segundo semestre del año, para señales hacia el centro, en busca de esos ciudadanos sin partido y de voto cambiante, esos que definen la elección.